¿Podemos tener un propósito?

Según Viktor Frankl (psiquiatra, filósofo, escritor y padre de la logoterapia), “la muerte solo puede causar pavor a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado para vivir” (LogoForo, s.f.). En El hombre en busca de sentido, uno de los libros más influyentes del siglo XX, Frankl nos narra su experiencia llena de sufrimientos como recluso en campos de concentración nazi, y como la búsqueda del sentido de su existencia lo llevaron a trascender el holocausto para construir una vida plena llena de propósito.

Toda mujer y todo hombre alberga en su interior un propósito, sea este vano o trascendente es seguramente lo que le empuja a levantarse cada día.

La Isla de Pascua

Para los polinesios, por ejemplo, encontrar Rapa Nui fue en definitiva aún más complicado que encontrar una aguja en un pajar. La Isla de Pascua, como se conoce también a Rapa Nui, se encuentra ubicada en el Pacífico Sur a una distancia aproximada de 3,800 kilómetros de Chile y a una distancia aproximada de 7,000 kilómetros de Nueva Zelandia.

La llegada a la Isla de Pascua para los primeros moradores fue como encontrar el paraíso. Sin embargo, lo que la hace tan importante más allá de la proeza que llevó a su descubrimiento y de su majestuosa belleza natural, son las casi mil estatuas gigantes que se encuentran distribuidas por toda la isla y que se conocen como moais.

Los moais

Los moais, tienen una altura promedio de 10 metros y un peso que puede llegar hasta las 84 toneladas. Se estima que fueron construidas y colocadas por los rapanuis en honor a sus ancestros de mayor importancia y para que pudieran proporcionar protección a su pueblo.

No cabe duda de que en sus vidas cotidianas más allá de recolectar, cazar y pescar con la intención de alimentarse, los habitantes de Rapa Nui tenían un fin profundamente importante. Por lo tanto, el diseño, construcción y colocación de estas esculturas monumentales se convirtió en el propósito que dio sentido a sus vidas en el apogeo de su civilización.

Rapa Nui

Utilizando la antropología y la arqueología, no es difícil imaginar cómo era un día de trabajo de la mayoría de los rapanuis, como se despertaban cada mañana rodeados de hermosos paisajes con el único y enorme propósito de concluir uno más de sus moais.

No puedo dejar de pensar en sus rostros llenos de satisfacción mirando la cúspide de cada figura al colocar en su destino una más de sus creaciones. Sin embargo, tal como ha sucedido con otras civilizaciones, los rapanuis vivieron un proceso de deterioro insalvable.

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La necesidad de troncos para trasladar las enormes estructuras desde el lugar de su elaboración al punto de colocación definitiva. Al parecer, provocó una tala excesiva de árboles y un deterioro del ecosistema que obligaron a los pocos rapanuis sobrevivientes a refugiarse en cuevas. ¡Qué lástima!

Propósito compartido

La historia está plagada de acontecimientos en los que un propósito compartido ha llevado a un grupo de seres humanos a lograr sus anhelos más extraordinarios. Aun así, ¿podríamos afirmar que construir enormes estructuras monolíticas en honor a dioses, encontrar la cura del cáncer, convertirse en el ser humano más rico del mundo o transformar a nuestros hijos en personas de bien y satisfechas consigo mismas son el fin último del ser humano?

Eric Mávic
Escritor, Conferencista y Terapeuta en Mindfulness
ericmavic.com
fb: @Meditacionycompasion

According to Viktor Frankle (philosopher, writer, and father of the logotherapy) “Death can only cause dread to those who do not know how to fill the time they are given to live” (LogoForo, s.f.). In his book Man’s in Search for Meaning, one of the most influential books of the 20th Century, Frankl narrates the sufferings he experienced at the Nazi concentrations camps and how searching for meaning in his life led him to survive the holocaust to, later, live a life with purpose.

Everyone has an inner self-purpose, either transcendent or vain, that, certainly, leads us to live day after day.

Eastern Island

To Polynesians, for instance, finding Rapa Nui was way more difficult than looking for a needle in a haystack. Rapa Nui, also known as Easter Island, is situated in the Southeast Pacific over some 2,362 miles of Chile and over 4,550 miles of New Zealand.

For the first settlers, finding Rapa Nui must have been like finding a paradise, nevertheless, this remarkable feat is not what made Rapa Nui famous nor the site’s natural beauty, but over one thousand giant statutes situated across the island know as moais.

The moais

The moais are over 33 feet tall on average and can weigh up to 84 tons. It is believed that the moais were built by Rapa Nui people to honor their most important ancestors so that they can protect them.

No doubt, Rapa Nui people have a profound purpose of live other than harvesting, chasing, or fishing. Instead, crafting, building, and setting up the colossal statues gave them a sense of purpose during the zenith of their civilization.

Rapa Nui

Thanks to Anthropology and Archaeology, we can imagine how was a day for some of the Rapa Nui people, they woke up every morning surrounded by a beautiful landscape of nature with a firm and only purpose to finish a moais.

I can imagine their faces showing satisfaction when they set up one their creations.

As many other civilizations, Rapa Nui people went through a declining process. The used trees as rollers to move the moais, which would cause the overcutting leading to a deterioration of island’s ecosystem. This pushed the survivors to live in caves. Shame!

Common purpose

History is full of events, in which a common goal (purpose) has led a group of humans to achieve their most extraordinary desires. Then, can we claim building colossal statutes to honor Gods, Curing Cancer, becoming the wealthiest person on the planet, or rising your child to be a good person is the ultimate goal of humanity?

ERIC MÁVIC
Lecturer, Writer and Mindfulness coach.
ericmavic.com
fb: @Meditacionycompasion

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