Inteligencia
emocional

¿Qué es la inteligencia emocional?

Tradicionalmente se ha entendido la inteligencia emocional como la capacidad cognitiva o mental de una persona, y el medio empleado para medirla es el examen de coeficiente intelectual. El psicólogo Howard Gardner propuso la teoría de Inteligencias múltiples (dónde cada persona tiene una o varias de las siguientes: naturalista, musical, lógico-matemática, interpersonal, corporal, lingüística, interpersonal, espacial, existencial).

Por otra parte, el Psicólogo Daniel Goleman popularizó el concepto de Inteligencia Emocional en su libro que lleva ese nombre. Dónde define como la capacidad sentimental de la mente o la habilidad para identificar, evaluar y controlar emociones. (Peter Landless, Viva con esperanza).

En relación con la inteligencia emocional el Dr. Julián Melgosa (en su libro Mente Positiva) desarrolla los siguientes conceptos para poder desarrollar una inteligencia emocional sana: “Las emociones, los sentimientos, la motivación y las relaciones interpersonales tienen, en la práctica, más relación con el éxito y el fracaso que la inteligencia pura”.

¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional?

La capacidad de motivarnos a nosotros mismos, la cual nos permite llevar a cabo cualquier tarea de importancia.

La perseverancia hacia las metas, cuya carencia provoca el abandono de las tareas aún en los más dotados de inteligencia natural.

El control de los impulsos, lo cual puede evitar actos adversos, contrarios a nuestros principios, o inadecuados para la ocasión.

La capacidad de posponer las recompensas, característica de las personas verdaderamente maduras que ejercen esfuerzo aun cuando la recompensa demore.

La autorregulación del estado de ánimo, útil destreza para huir del desánimo, la irritabilidad, los celos, los deseos de venganza, la desesperación y otros muchos estados de ánimo adversos para la salud física y mental.

La capacidad para empatizar, cuya aplicación es utilísima para conseguir relaciones óptimas con los demás y, en última instancia, el éxito.

La capacidad para confiar, rasgo necesario para alcanzar sosiego, seguridad y satisfacción.

El uso de la razón en momentos emocionales intensos, cualidad absolutamente necesaria para evitar el dominio excesivo de las emociones.

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Cómo nutrir la inteligencia emocional

A continuación, te ofrecemos consejos que representan las diferentes áreas de desarrollo de la inteligencia emocional. Pruébalos y observa si ocasionan cambios en tu vida.

Conoce tus emociones

Debes empezar observando tus emociones. Cómo te sientes, qué tipo de pensamientos pasan por tu mente, cómo te afectan los diversos sucesos. Anota en un cuaderno las emociones y sentimientos que experimentas: alterado, nervioso, desconfiado, seguro de ti mismo, aprensivo, generoso, etc.

Aprende a controlar tus emociones

Aléjate de la tristeza, hazte el propósito de mejorar tu estado de ánimo. Si te angustias por el futuro, aprende a cambiar el tema de pensamiento o haz algo que te distraiga. Si tiendes a enojarte, ensaya maneras de decir las cosas bien, respira profundamente y piensa en algo cómico.

Cuando te sientas irritado, date ánimos a ti mismo: “no te apures… las llaves aparecerán… y si no aparecen, encontrarás una solución”.

Ejerce la automotivación

La falta de motivación paraliza. La ausencia de un objetivo o meta atractiva desorienta y hace que el rendimiento sea pésimo.

Capta las emociones de los demás

Practica esta importantísima destreza pues es el origen de la empatía.

Cuida tus relaciones

Haz todo lo posible por convivir con otras personas en paz y armonía. Únete a otros proyectos y evita los enfrentamientos. Sé amable, simpático, sonriente y usa palabras sinceras de encomio.

Practica las siguientes artes sociales en tus relaciones

Intenta poner un toque de organización en el grupo. Si hay conflicto, ofrécete como mediador, pacificador o negociador. Conecta con las personas, hazles sentirse bien. Reconoce y respeta sus sentimientos e intereses. Detecta e intuye los sentimientos y los motivos de los demás. Acepta a la persona, aunque tenga ideas contrarias a las tuyas.

Evita estas prácticas en tus relaciones

Seguir conversando cuando la otra persona envía señales de que quiere terminar. Hablar reiteradamente de ti mismo/a. Insistir en charlar sobre un tema que la otra persona rehúye. Hacer preguntas indiscretas. Oponerte abierta y directamente a las ideas del contrario. Cualquier forma de provocación.

El texto inspirado declara

“Dichosos los que procuran la paz, pues Dios los llamará hijos suyos” (Mateo 5:9).

Seguramente estas orientaciones te ayudarán para que alcances en tu vida: Paz, esperanza y felicidad, recordando siempre que felicidad empieza con fe.

Lic. Alejandro Benegas
Máster en Psicología clínica y de la salud
@alejandroabenegas
www.alejandrobenegas.weebly.com

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