¿Qué harías si derraparas en la nieve? Cuando vivimos por primera vez la experiencia de derrapar en la nieve al conducir un auto, invariablemente giramos el volante hacia el lado contrario tratando de controlarlo, cuando lo más adecuado es girarlo hacia donde se desliza el vehículo. Aún si conocemos esta técnica recomendada por los expertos, es muy difícil lograr que la razón se sobreponga al instinto.
Lo mismo sucede con nuestros pensamientos y emociones «negativas». Paradójicamente, así como para controlar un auto que derrapa en la nieve, no hay que buscar controlar nuestros pensamientos y emociones «negativas» oponiéndose a ellas.
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Hay que utilizar nuestra consciencia para identificarlas, nuestra razón para entender su naturaleza y nuestra compasión para acompañarlas y aceptarlas.
A lo que te resistes, persiste
Desafortunadamente y debido a los preceptos perfeccionistas que han venido guiando nuestras vidas en las últimas décadas, cada vez estamos menos dispuestos a establecer contacto con nuestras experiencias negativas internas, tratando de controlar en todo momento su forma, su frecuencia y las condiciones que las generan.
El dolor emocional no es necesariamente el producto de la existencia de pensamientos y emociones «negativas» recurrentes, más bien tiene que ver la idea hedonista de evitarlas a toda costa.
Como resume el psicólogo Carl Gustav Jung en esta frase maravillosa: “A lo que te resistes, persiste”.
Éric Mávic
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