El Principio
del Ferrari

“El dinero no da la felicidad, pero es mejor llorar en un Ferrari”.

Últimamente he escuchado o leído este principio muy frecuentemente (si no tienen inconveniente lo llamaremos el principio del Ferrari). Lo que entiendo (no sé si estoy en lo correcto) es que, por ejemplo: de dos personas en una situación de infelicidad idéntica, la que cuente con una mayor cantidad de dinero o bienes materiales tiene una posibilidad más alta de sobrellevar dicha situación. Ok, tiene sentido.

Para el mismo caso: ¿Sí la persona con menores bienes materiales tiene una fortaleza mental y espiritual mayor (en adelante lo llamaremos bienes ideales tomando en cuenta que ideal es un antónimo de material) podría sobrellevar dicha situación de igual o mejor manera que la persona con más bienes materiales? Según algunos filósofos como Jesucristo, Buda, Confucio, El Rey Salomón, Gandhi, Einstein, El Dalai Lama, Osho, entre otros, así sería.

Lo interesante es que los bienes ideales son directamente proporcionales a la felicidad, mientras que los bienes materiales no necesariamente. ¿Qué quiero decir con esto?, que entre más bienes ideales tenga una persona podrá tener mayor felicidad o bienestar (así prefieren llamarle los estudiosos), ya que a su vez incrementa su capacidad de amar y de amarse, mientras que el dinero no tiene esta virtud.

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Bienes materiales o bienes ideales

En otras palabras, sí buscas con todo tu entusiasmo y esfuerzo tener más dinero, lo más probable es que lo consigas. Sin embargo, en El Principio del Ferrari sabes que no hay ninguna garantía de ser más feliz. Si buscas con todo tu entusiasmo y esfuerzo logar tener bienes ideales, lo más probable es que lo consigas, con la garantía de ser más feliz.

Ahora bien, reflexionando un poco entiendo que la meta debería ser tener más bienes ideales y más bienes materiales conviviendo en equilibrio, la pregunta es: ¿se puede lograr esto? Al parecer si es posible. Pero tal vez sea difícil lograrlo a partir de la aplicación de principios como el del Ferrari, en donde, aunque se reconoce que los bienes materiales no garantizan la felicidad nos distrae profundamente de la búsqueda de los bienes ideales rompiendo el equilibrio entre ambos.

Como se suele decir desde el punto de vista de la experiencia meditativa: nuestra realidad está donde está nuestra atención.

Finalmente, ¿Quién es más feliz, quien lo tiene todo o quien no le falta nada? Y tú, ¿Qué prefieres?

Eric Mávic
https://ericmavic.com

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