Analfabetismo emocional
Vivimos una época en la que sobre valoramos el intelecto. Estamos convencidos que, si nuestros hijos son más inteligentes, su vida será más sencilla y serán necesariamente más felices.
Creemos que, si son capaces de comprender algo, tendrán la capacidad de enfrentar cualquier problema relacionado con ello y seguramente lo harán si tiene que ver con una ecuación matemática, pero si tiene que ver con una situación en donde las emociones predominen no les será tan sencillo.
El Mindfulness desincorpora el juicio de la experiencia reduciendo el ruido mental.
¿Cuántas veces no nos enfrentamos a situaciones en las que sabemos que debemos decir a nuestros hijos, a nuestra pareja, a un amigo o a una compañera de trabajo, pero decimos algo diferente?
¡Si las buenas relaciones interpersonales solo dependieran de la parte cognitiva de nuestro cerebro, bastaría con leer esas frases famosas y célebres que encontramos todos los días en Facebook!
Consciencia emocional
Aunque podamos definirnos como analfabetos emocionales, el verdadero problema no reside ahí, el gran problema es que no somos conscientes plenamente de ello.
Nuestras emociones dominan en mayor medida nuestras vidas, la manera que hemos aprendido de acercarnos a ellas es poniéndoles nombres y conceptualizándolas a través de la razón, un proceso recurrente que crea una ilusión de control
¡Es como una víbora que devora su propia cola! por esa razón de nuestro analfabetismo emocional.
La atención plena en nuestras emociones
Una forma más efectiva de acercarnos a nuestras emociones para conocerlas y gestionarlas de mejor manera sin caer en ese efecto ilusorio es la práctica del Mindfulness.
El Mindfulness desincorpora el juicio de la experiencia reduciendo el ruido mental. Nos permite conocernos más a través de escucharnos mejor.
Nos permite identificar nuestras emociones utilizándolas en conjunto con nuestra razón, logrando ese equilibrio al que todos aspiramos de manera consciente o no.