Tal vez no haya un ejercicio más difícil para un ser humano que abrir su corazón. En nuestra sociedad, mostrar muchos de nuestros sentimientos es visto por la mayoría de las personas como un signo de debilidad.
Para la mujer a diferencia que, para el hombre, es más natural expresar sus sentimientos. Tal vez debido a que el hombre por más de 2 millones de años ha tenido que defender la integridad de la familia y de la tribu.
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¡No es difícil imaginar que le sucedía a un cavernícola cuando mostraba miedo frente al ataque inminente de un adversario! Sin embargo, los tiempos han cambiado y es importante persistir en que nuestra consciencia se sobreponga a los instintos primitivos.
Con esto no me refiero a que sea prudente exponer nuestros sentimientos en cualquier momento, en cualquier lugar y frente a cualquier persona; me refiero a que es importante darnos permiso para ser humanos en situaciones complicadas frente a las personas que amamos y que nos aman.
Abrir el corazón es un acto de enorme fortaleza que al practicarse con autocompasión, sinceridad y congruencia se vuelve inmensamente reconfortante y sanador.
Éric Mávic
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