El hogar: el corazón de la familia

Playas de Sinaloa nuestro hogar Hola Tucson Mgz

Por: Cecilia Arosemena 

Hace poco me invadió el recuerdo de los anhelos de mis abuelos, mientras corría y jugaba con mi sobrina de 3 años, en las mareas bajas de la playa de Altata, Sinaloa. Podía incluso escuchar al viento susurrar sus palabras «No vayan a deshacerse de la casa de Altata, que se quedé en la familia, en la familia. Para que las próximas generaciones jueguen, se relajen y nos recuerden. Es nuestro legado, y es para que lo disfruten los hijos de nuestros hijos y sus nietos«.

Hoy mis abuelos ya no están entre nosotros, pero la casita en la playa que construyeron hace mucho, mucho tiempo sigue en pie y las luces siguen encendidas.

Estos eran los anhelos de mis abuelos en vida. ¡Sus muchas esperanzas se hicieron realidad esta semana!

Mi abuelo murió hace unos meses. El día que todos regresamos a la casa de Atlata, — y caminamos por la tranquila playa —, ese día hubiera cumplido 100 años, se suponía que deberíamos estar festejando y de cierto modo, lo hicimos.

Mis abuelos eran una pareja dinámica y justo como lo desearon, planificaron y construyeron desde hacía mucho tiempo — como sucede cuando dos personas enamoradas cultivan en bienes raíces —, hicieron posible que llegara un día en que disfrutaríamos en familia en la casa de Atlala, sin su presencia. Esto es la prueba del poder de su legado, al conservar un espacio para que las familias crezcan, se reúnan y jueguen.

El día en que mi abuelo cumpliría 100 años, cuatro generaciones se reunieron y jugaron en la vieja casa de la playa. Disfrutaron de la visión y el arduo trabajo de nuestros abuelos, ese día, la puesta del sol dio lugar a una tarde cálida como en la que se hace presente el arcoíris, una tarde celestial en un jardín de agua, almejas y pájaros, tanto en el cielo como en la tierra, como una familia unida y en crecimiento., caminando unida.

Creo que este es el mayor de los beneficios de pasar por la difícil tarea de comprar una casa, mantener una casa o vender una casa en el mercado de Tucson. Este es el poder de la familia, el legado y los bienes raíces.

Soy Cecilia Arosemena, la primera nieta de Delia y Mario y mis padres, mis tíos, mis primos y yo nos hemos convertido en un testimonio andante y viviente de los sueños de mis abuelos, convertidos en llaves de casa.

Ahora cada uno de sus descendientes seguimos nuestros propios caminos, aunque seguimos siendo unidos y nos apoyamos el uno al otro, y mejor aún en un sitio común, disfrutando de la casa de nuestros abuelos.

También puedes leer: El conductor más famoso de Tucson

Ese es el poder de los bienes raíces y de conservarlos para las generaciones venideras.

Este es solo un ejemplo de lo que se necesita para crear cosas grandiosas en conjunto, con aquellos con quienes decidimos formar una familia. Es un compromiso que no está escrito en papel, es simplemente la ayuda mutua entre humanos haciendo frente a los embates de las diferentes etapas de la vida.

Soy agente inmobiliario, pero también formo parte de una familia, por ello les propongo que plantemos hoy las semillas para el futuro, que esas semillas ondeen en lo alto del cielo y reflejen nubes en aguas calmadas, que sean nuestros hilos conductores siempre cambiantes y en evolución, moviéndose, alargándose, nutriéndolos.

¿También tú serás capaz de dejar una o dos de esas semillas y sus brotes como tu legado?

En mi caso, espero poder hacerlo, siguiendo el ejemplo de los exitosos: los que entendieron el poder de los valores familiares y los bienes raíces en conjunto.

 

Cordialmente,
Cecilia Arosemena,
Agente de bienes raíces bilingüe
Tucson CASAS Real Estate and property management
¡A sus órdenes en el área de Tucson y alrededores!
Ayudando a las personas encontrar su hogar, el corazón de la familia.
(520) 309 9055        YourAgentCecilia@CasasRE.com   3390 N Campbell Rd suite #100 Tucson AZ

Our home: where the heart is

By Cecilia Arosemena

I recently found myself remembering my grandparents’ wishes, as I ran and played with my 3-year-old niece, in the calm crowded low tides of la playa de Altata, Sinaloa. I could hear the wind whisper their words “Keep la casa de Altata en la familia, in the family, for the next generations to play, relax, and remember us by. It’s our legacy, and it’s for our children’s children, and their grandchildren to enjoy.”

Now my grandparents are both gone, yet the little beach house they built long long ago, still stands and the lights still turn on. These were my grandparents’ living wishes. Their high hopes turned into reality this week!

Our grandfather died a few months ago. The day we all returned to Atlata — and walked the quiet beach —, we were supposed to be celebrating his 100th birthday with him, but, in a way, we were.

As the dynamic couple wished, designed and built together a long time ago — when two people in love planted seeds in real estate —, a day like the recent one was evidence of the power of legacy, by holding space for families to grow, meet, and play.

On my grandfather’s 100th birthday, the 4 generations of “children” met and played at the old beach house and enjoyed our grandparents’ vision, and hard work, under a rainbow-like sunset sky that was warm like heaven, in a garden of water, clams, and birds, both in the sky and on earth, as a united and growing family, walking as one.

I believe this is the greatest benefit of going through the hassles and hoops of buying a house keeping a house or selling a house in the Tucson market. This is the power of family, legacy, and real estate.

I am Cecilia Arosemena, the first granddaughter of Delia and Mario, and my parents, uncles, cousins, and I have become a walking and living testament to my grandparents’ dreams, turned into house keys.

Now we walk our own paths, as descendants adulting; enjoying a place, we are still together, each of us supported, under one roof, for play time at our grandparents’ house.

That’s the power of real estate and protecting it for generations to come.

This is just an example of what it takes to create big things as one unit, with your chosen family. It’s a spoken commitment to each other, as humans helping humans navigate the seasons.

As a realtor and a family member, I propose we plant seeds for today, for a future that leaves ripples in the sky, and reflects clouds on the calm waters, ever changing and evolving threads, moving, growing, nourished.

Will you be able to leave one or two of those legacy seeds and sprouts behind too?

Personally, I sure hope to be able to, following the example of the successful ones — the ones who understood the power of family values and real estate combined.

At your service, serving Tucson Arizona and surrounding areas.

Yours truly,
Cecilia Arosemena,

Scroll al inicio